El Día del Colaborador
Celebración, agradecimiento y gratitud

Una mirada profunda al reconocimiento
Autor: Ernesto Yturralde
Nivel de interés: Muy Alto
Tiempo de lectura: 07 minutos
El Día del Colaborador: celebrar, agradecer y humanizar el trabajo
Recuerdo aquella noche como si fuera hoy. Marzo, Urdesa, Guayaquil. Todo nuestro equipo reunido en La Parrillada del Ñato, un lugar muy querido para mí. Años atrás, solía ir todos los miércoles a cenar ahí con compañeros del Colegio Americano. Era más que una parrillada, era una tradición, un punto de encuentro, un pedazo de memoria compartida entre conversaciones, asado uruguayo y anécdotas estudiantiles que aún hoy me hacen sonreír.
Volver a ese lugar con todo el equipo de trabajo y celebrar un nuevo aniversario de nuestra consultora, fue como cerrar un círculo. Pero más que un festejo corporativo, fue una ceremonia silenciosa de gratitud. Nos sentamos sin jerarquías, compartimos miradas, brindamos por lo vivido. Hubo palabras espontáneas, aplausos que nacían desde dentro, y ese brillo en los ojos que solo aparece cuando uno se siente parte de algo que importa.
Ese día, sin saberlo, estábamos encarnando lo que el mundo celebra cada primer viernes de marzo: el Día del Empleado.

Esta fecha fue instituida en 1995 por iniciativa de Bob Nelson, como acompañamiento al lanzamiento de su libro 1,001 Ways to Reward Employees, y como un recordatorio para agradecer, de verdad, a quienes dan lo mejor en su trabajo. Compré el libro en Barnes & Noble, en Miami, lo hojeé con curiosidad, me detuve en algunos capítulos… debo confesar que no llegué a devorarlo por una u otra circunstancia. Y sin embargo, el mensaje quedó sembrado: lo importante no era la cantidad de ideas para recompensar, sino la profundidad del gesto, la autenticidad del reconocimiento.
Aunque originalmente se le conoce como Employee Appreciation Day, en nuestra organización decidimos resignificar su nombre y llamarlo con convicción: Día del Colaborador. No se trata solo de una traducción más amable, sino de una declaración de principios. La palabra “colaborador” eleva el rol de cada persona dentro de la organización, reconociendo su aporte, su protagonismo y su influencia en los resultados colectivos. No vemos a quienes nos acompañan como empleados que cumplen tareas, sino como socios de propósito, que suman visión, talento y energía cada día. Nombrar también es reconocer. Y por eso, en nuestra cultura, honramos este día desde una mirada más humana, más horizontal y más consciente.
Y aquí viene un detalle que me emociona: nuestra consultora nació el lunes 04 de marzo de 1985. Desde entonces, en seis ocasiones: 1988, 1994, 2005, 2011, 2016 y 2022, nuestro aniversario ha coincidido con el Día del Colaborador, incluso antes de que existiera formalmente. Como si la historia nos hubiese estado guiñando un ojo, reconociendo que la gratitud ha sido siempre parte de nuestro ADN.
Pienso en todas las personas que han dejado huella en este camino en su rol de Asistentes de Gerencia. Y muchos nombres resuenan con gratitud: Jacqueline Moreira, Diana Páez, Shirley Gómez, Cristina Vásquez, Katiuska Ramos, Paola Cevallos, Verónica Pincay y Verónica Lastra. Asistentes Ejecutivas en diferentes momentos, con talentos distintos, con estilos únicos, pero todas con un común denominador: su entrega, su lealtad, su capacidad de sostener procesos y hacer que las cosas sucedan incluso cuando nadie las veía. Han sido cómplices silenciosas de cada logro, y parte esencial de esta historia recorrida.
Porque al final, lo que hace grande a una organización no son los números, sino los nombres. No son los informes, sino las historias. No son las estructuras, sino las personas que las habitan con propósito.
El reconocimiento necesita una voz auténtica, un acto significativo y una intención genuina. No puede improvisarse, no puede delegarse, requiere presencia, empatía y tiempo.
Como líderes, es fácil caer en la trampa de pensar que “agradecer está implícito”, que ya saben que los valoramos. Pero lo no expresado, muchas veces, no existe en la percepción del otro. El reconocimiento necesita fuerza, necesita alma, necesita acto, necesita propósito, porque cuando no se nombra, se diluye; cuando no se celebra, se pierde.
El reconocimiento puede tomar múltiples formas, y cuando se vuelve tangible, su impacto emocional se multiplica. Tanto el reconocimiento público como el personal dejan huella cuando van acompañados de intención genuina. La entrega de placas, trofeos simbólicos o certificados en ceremonias breves pero significativas pueden generar momentos inolvidables. En este contexto, iniciativas como las que ofrece Hallmark en su línea corporativa se convierten en aliados ideales. Sus soluciones de reconocimiento permiten personalizar mensajes, incorporar símbolos de la Cultura Organizacional y elevar el acto de agradecer a una experiencia emocional, digna de ser recordada. Celebrar con un detalle concreto es muchas veces la forma más poderosa de decir: "lo que hiciste, importa".
El Día del Colaborador no debería vivirse solo una vez al año. Debería ser un recordatorio de lo que podemos construir cada día: una cultura donde se escuche, se valore y se reconozca. Una cultura donde el talento se celebre con respeto y el compromiso se honre con gratitud.
En un artículo reciente, exploramos a fondo la implementación de Kudos como herramienta de reconocimiento en las organizaciones. Este enfoque digital permite reconocer públicamente a colaboradores de manera ágil, significativa y constante, fortaleciendo así una cultura de aprecio que trasciende fechas puntuales. Integrar plataformas como Kudos puede ser una poderosa extensión del espíritu que inspira el Día del Colaborador, facilitando que el agradecimiento se vuelva parte del día a día.
Volvamos a aquella noche en Guayaquil. A las palabras que surgieron sin guión, a los abrazos sinceros, al silencio de los aplausos que decía más que mil discursos. Porque ahí estaba todo. Ahí está la esencia de lo que realmente importa.
Y mientras escribo este artículo, he tomado el libro 1,001 Ways to Reward Employees, ese mismo que compré hace años en Barnes & Noble. No importa cuántas páginas haya leído o cuántas haya dejado pasar, hoy me recuerda algo esencial: las formas pueden cambiar, pero la esencia permanece. Reconocer al ser humano detrás del rol, agradecer su entrega y celebrar su presencia con gratitud. Porque cuando la gratitud se transforma en cultura, el trabajo deja de ser solo tarea y se convierte en propósito.
Cuando el agradecimiento se vuelve hábito, el trabajo se vuelve arte.
Para citar este artículo:
Yturralde, Ernesto (2022). 'El Día del Colaborador: celebrar, agradecer y humanizar el trabajo'. Recuperado de https://yturralde.com/articulo-dia-del-colaborador.html








